Nueva cata de vinos italianos. Los repetidores.

Anoche volvimos a reunirnos para catar vinos italianos en italiana_madrid.
Entre los asistentes había recién llegados, repetidores e incluso tripitidores... nunca esos adjetivos tuvieron un carácter menos peyorativo.
Hay quien se pregunta el porqué de la caída de consumo de vino en España, pero anoche algunos repetían cata por tercera vez. Todo me hace pensar que la labor de divulgación y la enseñanza están infravaloradas, una vez más, y a las D.O. se les olvida que la gente disfruta aprendiendo sobre lo que les gusta; y el vino, en  ocasiones, necesita de esa enseñanza que lo aproxime.
Hicimos una comparativa entre uvas y regiones. Por un lado, catamos dos blancos: Un Müller Thurgau de Alto Adige y un Grecanico de Sicilia. Por otro lado, dos tintos monovarietales  muy diferentes, un Primitivo Barocco Puglia 2011 y un Rosso di Montalcino 2009 Col D'Orcia. Orientamos la cata hacia la diferencia de maduración de las uvas, las horas de sol y la evolución de color de las diferentes añadas.
En esta cata se apreció que los asistentes no eran inexpertos y se desarrolló con muy bien criterio y buenos olfatos, que siempre son el resultado de haber catado algunas veces antes y haber puesto en práctica el lenguaje de la cata en otros contextos.



VINOS
El Cantina Terlan Müller-Thurgau 2012 es jovencísimo, embotellado en marzo de este año, de color amarillo paja, con aromas a manzana verde, pomelo, pera, albaricoque y una boca fresca con un retronasal frutal y un posgusto largo. Aunque esta uva ha sufrido vinificaciones espantosas en los años 80 y 90, el vino que catamos es un claro ejemplo de cómo está empezando a resurgir con mejor criterio.
La Grecanico es una uva del norte de Italia, donde se conoce como Garganega, pero que plantada en Sicilia aporta características organolépticas completamente distintas, tal y como se ven reflejadas en este Grecanico di Giumara Caruso Minini Marsala 2011, de color amarillo canario, glicérico, con una nariz en cuya descripción todos los asistentes coincidieron, con una piña y un melón marcados y penetrantes que no dejan ni un resquicio para imaginar una manzana verde. En boca, es más corto que el anterior, menos profundo, con una acidez menos conseguida que parece detenerse a mitad de la lengua, pero sin ningún defecto.
En los tintos, pudimos comparar una uva Primitivo sin barrica de 2011 con una Brunello envejecida en botas de roble durante 12 meses. Optamos por abrir los dos al mismo tiempo, para dejar que el Rosso di Montalcino 2009 se oxigenara y se expresara. El Primitivo Puglia Barocco 2011 se mostró con colores vivos, jóvenes y una capa alta. En nariz, destacó su intensidad aromática de fruta negra y, al agitarlo, cierta mineralidad. En boca es fresco y aromático, con una fruta negra vibrante y buen posgusto.
El Rosso di Montalcino 2009 Col D'Orcia demostró ser lo opuesto al vino anterior; una capa muy baja, con unos colores muy evolucionados y una nariz a frutas en licor (14,5º, no en vano). En boca, mantenía una astringencia y una acidez que permitían pensar en que aún podía envejecer un poco más hasta acabar de limarlas, pero la falta de capa nos indicaba que no se podía hacer mucho más. Fue un vino largo, que gustó y que los asistentes se sirvieron para terminar la velada con una buena conversación entre amigos, que, al fin y al cabo, es el objetivo de los buenos vinos: ser disfrutados lentamente en buena compañía.

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